12 de marzo de 2011

No quiero ser una princesa...


Siempre me han dicho que las princesas no lloran.
Que nunca están mal.
Que jamás dejan de sonreír.
Que no tienen miedo a nada.
Que son valientes.
Golpe tras golpe, asalto tras asalto, debes seguir en pie.
Caer esta permitido, levantarse es obligatorio.
Una lucha sin fin, un principio sin final.
Cuentos y absurdas mentiras, relojes sin cuerda para no pensar.
Guardar los momentos en cajas sin embalar, ponerles un nombre la fecha y el lugar.
Recordar, echar de menos, no olvidar…
Melodías tristes recuerdan ese ayer tan especial.
Melodías alegres olvidan que el presente ya no es igual.

Un corazón que ya no baila, que no siente el tic tac,
un viaje a ningún sitio, sin fecha de caducidad.
Cansada de chicos malabaristas, que juegan con los corazones,
el mismo circo, el mismo payaso y las mismas funciones…
Que pueden conseguir lo que quieran.
Siempre me han dicho que yo era una pequeña princesa pero... no lo soy.
No lo soy porque yo si que lloro y también estoy mal.
No sonrío siempre y tengo miedo a muchas cosas. Jamás me gustaron las princesas.
Desde niña las he odiado.
Quizá sea porque ellas representan todo lo que yo no soy y todo lo que la gente ve bien.
Suelo llevar la contraria al mundo entero.
Lo sé.
Puede que sea la chica más complicada que exista en el mundo.
No lo puedo negar, pero... jamás en mi vida he intentado ser algo que no soy.
No soy una princesa y no quiero serlo.
No espero que todo me salga bien.
No creo en los principes azules que son capaces de cambiarte la vida en un abrir y cerrar de ojos.
Solo conozco sapos y ranas que siempre terminan haciéndome daño.
No creo en palacios de cristal ni en besos de ensueño. No creo en nada porque todo es irreal.
Ahí fuera las cosas no son como parecen.
hay personas increíbles y otras que es mejor tener lejos.
Hay momentos inolvidables y otros que desearías borrar de tu mente.
No existe un equilibro entre el bien y el mal.
Los malos siempre ganan y los buenos pierden.

No hay comentarios:

Publicar un comentario